El ingenio argentino no descansa y en Ushuaia podemos ser pioneros en otra frase del mismo estilo: “lo tapamos con tierra”, refiriéndonos claramente a los graves problemas de infraestructura vial en la capital provincial. La tierra ha sido el principal aliado de esta gestión municipal, intentando “arreglar” una y mil veces los pozos que se generan en el pavimento tras cada temporada invernal. Sin soluciones de fondo y sin la posibilidad de visualizar un trabajo profundo en materia de planificación e inversión pública, seguir “tapando con tierra” se vuelve insostenible.
Los empleados municipales tienen la enorme responsabilidad de mantener los pozos ocultos. Una tarea para nada fácil, teniendo en cuenta las condiciones climáticas de nuestra ciudad. Cada vez que nieva o llueve, esa tierra que con tanto empeño intentó cubrir la mala gestión municipal tapando los pozos de la ciudad, se convierte en agua y deja al descubierto una enorme cantidad de cráteres que visibilizan la falta de previsión e inversión para mantener la ciudad transitable. Un tema aparte es el desafío que esto genera en los conductores, que deben esquivar al menos un cráter cada tres cuadras o intentar sobrevivir al impacto que los mismos generan en los amortiguadores y neumáticos.
Cabe recordar que hace menos de un año vecinos de la ciudad se movilizaron a la Municipalidad cansados de destrozar sus autos por los baches. Hoy, el problema sigue más vigente que nunca. Ushuaia nos ofrece paisajes naturales únicos y nos enorgullecemos de mostrarle a todos las cualidades de la ciudad más austral del mundo. Pero al transitar por sus barrios, podemos ver el reflejo de la desidia y de la inoperancia.