Aunque el aparato publicitario de la Municipalidad se esfuerce en hacernos creer que vivimos en una Ushuaia más linda, más planificada y con más obras; la realidad es que convivimos con un basural a cielo abierto a pocos metros de la entrada de la ciudad. El conocido “relleno sanitario” que tiene como fin la disposición final de la basura: un método que consiste en depositar en el suelo los desechos sólidos para que se esparzan y se compacten reduciéndolos a menor volumen, está colapsado.
Diversos concejales, de distintos colores políticos, han coincidido en manifestar su preocupación ante una situación alarmante para el desarrollo de la ciudad. Y esto es así porque no sólo resulta ser un epicentro de propagación de moscas y chimangos, sino que también representa un verdadero peligro en materia de contaminación y riesgo sanitario. Los principales perjudicados: los barrios lindantes, el entorno natural y la salud de cada uno de los vecinos que habitan y habitarán esta tierra. El relleno sanitario está desbordado, y no se ofrecen más que remedios paliativos a la situación que no hacen más que prolongar el problema. La Municipalidad informó hace tiempo que se avanzará en la ampliación de parcelas dado que el espacio está colapsado. Considerando un ingreso de 120 toneladas diarias de basura, se garantizan al menos 4 años de tratamiento de residuos. ¿Y después? ¿Cuándo empezaremos a hablar de una planificación real? ¿Cuándo nos comprometeremos con las próximas generaciones? Es irónico que, en este contexto, la Municipalidad festeje que Ushuaia haya sido elegida para formar parte del Programa Integrado sobre Ciudades Sustentables de la ONU.
La sustentabilidad está de moda y es un término que nos permite hablar de una administración eficiente y racional de los recursos para mejorar el bienestar de la población actual sin comprometer la calidad de vida de las futuras generaciones. Un concepto ideal, que lejos está de visualizarse en la gestión actual. ¿De qué sustentabilidad estamos hablando si no podemos garantizar un tratamiento adecuado a los residuos de una ciudad con menos de 100 mil habitantes? ¿dónde está la planificación urbana sostenible de esta gestión municipal?