En los últimos días fue noticia que el SOEM (Sindicato de Obreros y Empleados Municipales) de Ushuaia manifestó su simbólico rechazo al bono no remunerativo por única vez de $6000 que dispuso el Municipio de la ciudad, siguiendo el impulso de los anuncios del Gobierno Nacional. El Sindicato, que tiene como fin velar por los intereses de los trabajadores, solicitó a través de un comunicado reunión con carácter de urgencia con el Intendente para tratar la recomposición salarial. En este escenario, todo tiene su debida lógica: un gremio reclamando y cuestionando una medida que no ofrece ninguna solución a largo plazo y resulta más bien un paliativo económico ante una crisis cada vez más mayor. Lo que no resulta lógico es el silencio del SOEM, junto a sus pares ASEOM (Asociación Sindical de Empleados y Obreros Municipales) y de ATE (Asociación de Trabajadores del Estado) durante tantos meses, tras aumentos de salarios que no lograron equiparse con los números de la inflación. Hace meses que los gremios no interpelan a las autoridades municipales por el bien de los trabajadores. Si no hubiese sido por el cuestionado Bono, quizás los gremialistas seguirían en silencio hasta que no queden alternativas. Pero, ¿por qué? ¿acaso quienes deciden pelear por los derechos de los trabajadores no encontraron oportunidad para acordarse de los reclamos antes? ¿o será que el Bono les presentó una situación en la que ya no pudieron sostener su pasividad? ¿en dónde estarán canalizando sus energías? El silencio del SOEM ante la recomposición salarial de los empleados municipales pasó desapercibido por la cantidad de anuncios que vienen haciendo en el último tiempo: la inauguración de su Salón de Usos Múltiples y la entrega de decretos de adjudicación de tierras a sus afiliados que festejaron con bombos y platillos. La entrega de tierras, la adjudicación de viviendas y las pasantías a hijos y familiares de los gremialistas pareciera ser la estrategia del Municipio para tenerlos de aliados. Con este escenario, toma más fuerza la idea de que el rechazo al bono de $6000 fue meramente simbólico como respuesta a la “presión social” de tener que simular una supuesta defensa de los trabajadores. Y, mientras tantos, las autoridades Municipales mantienen entretenidos a los gremialistas con beneficios particulares a costa de todos los vecinos de Ushuaia.
Gremios, Ushuaia
El silencio de los gremios se vuelve insostenible

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