En la semana de lanzamientos de candidaturas, la sede del Movimiento Popular Fueguino albergó la presencia del intendente de Río Grande, Gustavo Melella. Se trata de una figura poco conocida en la capital fueguina, salvo por las denuncias de acoso sexual difundidas meses atrás.
Se lanzó así la fórmula Melella-Urquiza para la Gobernación de la isla. Y repitiendo la historia vivida en las elecciones 2015 donde un sector hegemónico del MPF cerraba un acuerdo con el por entonces intendente Federico Sciurano (UCR), el histórico partido provincial vuelve a enfrentar comicios electorales sin candidatos propios.
Lo que resulta llamativo es que en aquel entonces quienes hoy celebran la llegada de Gustavo Melella a la sede de Kayen y Kupanaka, denunciaban con fervor su inconformidad con cualquier tipo de acuerdo que abriera el partido a otras fuerzas políticas.
“Vamos a vivir mejor” fue la promesa de aquellos aliados a incondicionales a Bertone-Vuoto-Queno en el 2015, proyectando una provincia liderada por las mismas banderas politicas. Hoy ese mismo rostro gira hacia fórmula que contiene a radicales, kirchneristas, peronistas, mopofistas y hasta integrantes del Partido Social Patagónico. ¿Qué promesa habrá detrás de tantos intereses encontrados?