El poder de las iglesias, de cualquier culto, viene de larga data en el mundo. Muchos argentinos encuentran en la religión un espacio donde crear un círculo de contención y de fe, donde poner de manifiesto sus creencias. Se trata de un acto de “entrega fiel” hacia las instituciones. Y existen quienes intentan sacar provecho de eso.. Tal es el caso de distintos sectores políticos, que suman entre sus adeptos a fieles seguidores de cultos evangélicos.
La religión en nuestra sociedad tiene el poder de opinar sobre todo: educación, salud y hasta medioambiente. No hay lugar para argumentos científicos ante la palabra de los líderes religiosos. Las iglesias constituyen espacios de poder muy influyentes. Y en su influencia invaden las decisiones de los fieles.
En nuestra ciudad, tenemos un candidato a concejal que utiliza su estructura de culto para darse a conocer: Josue Espino del Partido Verde, el llamado “pastor juvenil”. La lista de concejales de esa colectora de Vuota está integrada por referentes de distintos ámbitos, buscando sumar a la iglesia entre sus adeptos.
Nuestro intendente también sabe frecuentar las distintas instituciones religiosas de la ciudad. En el último fin de semana, Walter Vuoto estuvo entregándole a la Iglesia Gran Rey un decreto para el otorgamiento de terreno en el barrio Andorra, y aprovecho para compartir unos momentos de oración junto a los fieles. Un claro acto de proselitismo y de manipulación de la fidelidad de los creyentes con el único fin de seguir conquistando espacios de poder por parte de los pastores y los políticos de turno.