Es por la sanación de una chica argentina, que se curó de una enfermedad rarísima tras invocar su pedido. Juan Pablo I estuvo apenas 33 días como papa.
El Papa Francisco dio luz verde esta mañana al decreto que conduce a la beatificación de Juan Pablo I, el Santo Padre que estuvo apenas un mes al frente de la Iglesia en 1978, por un milagro que se le atribuye y que está vinculado a la salvación de una nena argentina.
La versión oficial del Vaticano indicó que murió de un ataque al corazón en la madrugada del 28 de septiembre de 1978. Pero su fallecimiento se tiñó de sospechas, de las cuales se hizo eco el director Francis Ford Coppola en el filme El Padrino III, cuya acción transcurre entre los manejos del Vaticano.
En 2003, su sucesor, Juan Pablo II, lo declaró Siervo de Dios, iniciando el camino a la santidad. En 2017 el Papa Francisco lo proclamó Venerable. Ahora el Vaticano aprobó un milagro vinculado a Luciani.
El milagro de Juan Pablo I
Se trata de la sanación de Candela Giarda, una chica que en 2011 comenzó con dolores de cabeza que luego derivaron en vómitos y fiebre. En Paraná, su ciudad natal, nadie podía explicarla a su madre cómo curar a la niña, solo le informaron que estaba incubando un virus. Su cuadro se fue agravando hasta terminar internada en terapia, en coma y con respirador. “Tenía convulsiones y probaban con distintos anticonvulsivos, pero nada funcionaba”, recuerda Roxana Sosa, la mamá de Candela.
La niña de 10 años fue diagnosticada con FIRES (síndrome epiléptico por infección febril), una enfermedad de las consideradas raras, que afecta a una persona en un millón, casi siempre sin posibilidad de sobrevida. No había esperanzas para Candela. Incluso los médicos le recomendaron a la madre que volver a Paraná para que muriera en su casa.
La noche del 22 de julio de 2011 una médica le dijo a Roxana que no podían hacer más nada: “Cande se muere esta noche”. Desesperada, entre lágrimas, acudió a la iglesia a la que siempre iba a rezar, la parroquia Nuestra Señora de la Rábida, ubicada a metros de la clínica.
Allí se encontraba el Padre José Dabusti quien luego se acercó a la cama donde se encontraba y encomendó el destino de la niña a Juan Pablo I. A las pocas horas de invocarlo, Candela empezó a evolucionar de manera favorable hasta abandonar definitivamente el hospital. Hoy, a sus 21 años, Candela es una joven que vive una vida normal.
Fue el Padre José quien le escribió una carta al Papa Francisco contándole lo sucedido. El milagro de Candela fue estudiado por la Comisión Médica del Vaticano que, en este caso, dio una sentencia positiva unánime. Los teólogos también dieron su veredicto positivo. Finalmente los cardenales reafirmaron que se trató de un milagro.
Juan Pablo I se encamina, ahora, a su beatificación. Dejó una marca.