“Nos está costando más de lo que imaginé”

A horas de haberse concretado los nuevos tarifazos en la luz, y mientras continúan los cierres de empresas y los despidos en el Estado y el sector privado, el presidente Mauricio Macri prometió que “todo va a seguir progresando” y pidió seguir “por el camino que hemos tomado”. “Nos está costando más de lo que imaginé, reconozco que fui demasiado optimista”, dijo sobre la alta inflación y se desligó al plantear que “los problemas que arrastramos no se resuelven en tres años”.

“Paso a paso, las cosas que valen no se dan de un día para otro”, agregó el jefe de Estado durante una breve entrevista por una radio de la ciudad costera de Santa Teresita, en la que recurrió a una larga serie de los tópicos de su campaña de hace tres años para ratificar, una vez más, el rumbo de su política económica.

Durante una entrevista por FM 100.1 Radio de la Costa, dijo que hay que “seguir trabajando juntos” y “no buscar más atajos, la mentira y la estafa” que, en su criterio, es lo que “nos ha llevado a tener una clase media muy golpeada”. “Pero el camino es bajar la inflación para generar desarrollo, generar empleo, terminar con la pobreza”, dijo pese a la persistencia de subas de precios.

También sostuvo que “hay que seguir desarrollando la energía renovable y también es importante la energía eólica” y, como la radio tiene sede en la ciudad de Santa Teresita, llamó a desarrollar el turismo en todo el país. Enumeró las obras infraestructura que, según él, son realizadas por su gestión, como la construcción de rutas y aeropuertos.

Consultado sobre las elecciones, dijo que “cada día cuenta y falta mucho”, y agregó que ahora su energía está puesta en que “la economía se vuelva a poner en marcha”.

Luego de ese diálogo telefónico, Macri recibió en su despacho de la Casa de Gobierno al director de Upstream del grupo petrolero Royal Dutch Shell, Andrew Brown; quien estuvo acompañado por el vicepresidente de Deepwater, Wael Sawan, y el titular de Shell Argentina, Sean Rooney. De la audiencia participaron el ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne y el secretario de Energía, Gustavo Lopetegui.

F: Pag12

Una tormenta real pone a las economías regionales en crisis

Desde la asunción de Mauricio Macri pasaron 31 meses. Uno de los sectores que más expectativas había puesto en la gestión de Cambiemos, era el agroindustrial, y en particular los pequeños y medianos productores de las economías regionales. Sin embargo, luego de poco más de dos años y medio, la crisis que atraviesan las economías regionales, con niveles incluso por debajo de lo que exhibían en diciembre de 2015, cambió aquella esperanza por decepción.

A lo largo del país, pequeños y medianos productores de granos, carne bovina, leche, algodón, arroz, aves, cítricos, forestal, hortalizas, mandioca, maní, ovinos, papa, peras y manzanas, porcinos, tabaco, vino y mosto, y yerba mate, sufren los embates de una crisis económica, a la que el Gobierno prefiere mencionar con el eufemismo de tormenta.

El Semáforo de las Economías Regionales que realiza mensualmente CONINAGRO (Confederación Intercooperativa Agropecuaria Limitada), mostró en julio 10 sectores productivos con signos de crisis, sobre un total de 19 actividades relevadas. “Hay una situación muy complicada en la mayoría de las economías provinciales”, advirtió el presidente de CONINAGRO, Carlos Iannizzotto en diálogo conámbito.com. En el mismo sentido, Omar Príncipe, titular de la Federación Agraria Argentina (FAA) afirmó que “hay muchos sectores que están en una situación muy complicada, sobre todo de pequeños y medianos productores”.

El diagnóstico debe contemplar dos ejes: el déficit estructural y la coyuntura actual. Empezando por el último, indudablemente la sequía golpeó con fuerza sobre todo a los productores de granos, a lo que luego se sumaron las inundaciones en diversas regiones. Ahora bien, a la cuestión climática hay que agregar dos factores que son vitales para las economías regionales: el caída del consumo interno, a donde se destina el 80% de las producciones locales, y la megadevaluación (en promedio del 45% en lo que va del año) que impacta de lleno en los precios de los insumos y de los granos con los que se abastecen producciones como la lechería, la avícola y la porcina. Como corolario, el abrupto sinceramiento tarifario provocó un aumento de los costos internos, que terminó por rematar los escasos márgenes de rentabilidad con los que venían trabajando algunos sectores.

En lo que hace a las cuestiones de larga data, es innegable que si se toman los últimos 35 años, ninguno de los gobiernos que pasó por la Casa Rosada logró mejoras sustanciales en materia de infraestructura rural, tanto vía como energética, un pasivo que eleva los costos de los productores y en muchos casos hace inviable el negocio. “Hay problemas estructurales en la Argentina que no son de los últimos dos años, son problemas que viene arrastrando el país pero que se han profundizado en los últimos dos años y eso nos preocupa”, sentenció Príncipe.

A este panorama, se agrega un factor que puede ser determinante para el futuro inmediato. Los pequeños y medianos productores afectados por la seca, en muchos casos quedaron fuertemente endeudados, y al perder la cosecha no han podido monetizar la producción y por ende no tienen fondos para reinvertir para la próxima campaña. Para colmo de males las tasas de financiación en más del 40%, hacen prohibitiva la financiación. “Si sumás deuda, pérdida de cosecha, aumento de tarifas, insumos que están dolarizados, sustitución en muchos casos de productos por importados, realmente es un combo que hace todo muy difícil”, alertó el titular de la FAA.

• Números

Uno de los sectores más complicados es el lácteo que tiene una abultada deuda de arrastre, con costos de producción que se colocan por encima del precio de la leche. Según datos recopilados por la Universidad de Avellaneda (UNDAV), la producción primaria de leche (en millones de litros) creció en el lapso que va desde enero a mayo de 2018 interanual, desde 3718,2 a 4.007,7 (+7,8%). Aun así, no logra recuperar su nivel de nivel de 2015 (-9,1% con respecto a 2015). Similar proceso se observa para la elaboración de leche (industria de por medio) que creció 1,1% en 2018 interanual, pero muy por debajo del nivel de 2015 (-15,7%). Por otra parte, las ventas internas de leche fluida cayeron 1,2% (enero-abril de 2018 interanual) y con respecto a 2015 la baja es peor (-8,9%). Por otro lado, las exportaciones lácteas crecieron 19,6% (pasaron desde 213 a 255 millones de dólares) entre enero y abril de este año, en la comparación interanual. Esta situación llevó al cierre de 450 tambos en el lapso de un año, según la FAA.

Otra de las producciones que en 2017 tuvo un buen año pero que ahora revirtió esa tendencia es el sector porcino. “Los números se han deteriorado sensiblemente en lo que va de 2018, sin piso hasta junio. Sucede que los costos se han movido mucho más rápido que los ingresos. Por caso, los primeros subieron más del 60% en el período junio 2017-junio 2018, mientras que los segundos sólo el 21%”, advirtió un informe de la Fundación Mediterránea. En junio de 2018 la granja de 250 madres y eficiencia baja que se usa de referencia muestra un margen neto (ingresos descontados todos los costos) de -$6,8 por kilo producido si se considera la localización sur de Córdoba (Malena) y de -$8,3 si el emplazamiento es Rosario.

Al respeto, Príncipe aportó un ejemplo que evidencia la crisis del sector: “En Oncativo tenemos un cluster que es un orgullo porque tiene la mejor genética y gran calidad. En ese cluster había 75 productores de 20 a 500 madres, pero 15 productores ya desaparecieron y 30 productores vendieron más del 30% de sus madres y los otros 30 frenaron cualquier tipo de inversión”. Para los porcinos, la sobre oferta se conjuga con la suba del precio del maíz. El sector avícola, por su parte, sufre una caída de la producción, ante una baja del consumo y de la exportación.

En los sectores con signos de crisis en el Semáforo de CONINAGRO figuran la producción de yerba mate, en el noreste del país con mercados estancados en momentos de cosecha, y el vino y el mosto, en la región de Cuyo, también con una nueva cosecha, pero con bajos precios a nivel internacional. La suba de costos internos también afecta a la producción papa, con insumos dolarizados, pero precios de venta en pesos. En el caso de los ovinos, en Corrientes, a las escasas alternativas comerciales, se le ha sumado una producción estancada.

En lo que hace a la vitivinicultura, las ventas de vinos al mercado interno cayeron 3% interanual en el período enero- mayo de 2018. Se pasó de vender 3,36 millones de hectolitros a 3,26 millones. Con respecto a las exportaciones, cayeron las ventas de vino fraccionado (-3,5%) y subieron las de vino a granel (+21,5%), lo que por supuesto indica menos valor agregado en las ventas externas.

La situación es crítica también se siente en la producción de peras y manzanas. Según, CONINAGRO, en momentos de poda enfrenta altos costos, aunque en el caso de la manzana se registra el menor nivel de oferta en los últimos 10 años lo que puede ayudar a mantener el precio en el mediano plazo.

En las frutas en general, los mercados externos se mostraron complicados en 2017, cuando cayeron exportaciones de las principales frutas comercializadas en el exterior: pera (-11%), limón (-16%) y manzana (-14%).

• Dólar

La devaluación del peso indudablemente abre una expectativa de oportunidades para las producciones con destino externo. Claro que si se considera que el 80% de lo producido por las economías regionales está destinado al consumo doméstico, esa ventaja competitiva es selectiva. Pero además hay que tener en cuenta dos consideraciones. En primer lugar, la mayoría de los insumos agrícolas están dolarizados, y en segundo término, la suba de costos va corroyendo la rentabilidad, que en algunos casos ya era negativa con el objetivo de sostener una cuota de mercado.

“En las dos últimas devaluaciones (inicios 2014 y fin 2015), el efecto devaluatorio se diluyó rápidamente con la mayor inflación. En esas situaciones, favoreció a los exportadores, pero no hubo cambios sustanciales en las decisiones de aumentar sus ventas al exterior. Los cambios en el agro pampeano a partir de 2016 se debieron más por la reducción de retenciones. A la fecha el dólar actual es uno similar al de hace ocho años atrás, más competitivo. El impacto ha sido más fuerte que en las dos anteriores devaluaciones. Ahora sólo resta saber si la inflación diluirá rápidamente ese efecto“, advirtió un informe de la Fundación Mediterránea.

“La competitividad por la devaluación es relativa y no lo digo por ver todo negativo. Pero mirá la importancia del rol del Estado en esto porque si no hay un Estado presente en toda la cadena el que se queda con la renta ese el que exporta, no llega al productor agropecuario”, dijo Príncipe. En la misma línea, Iannizzotto hizo hincapié en la diferencia de precios entre lo que cobra el productor en la puerta del campo y el precio con el que llega a la góndola: “Al haber una recesión tan grande en el mercado interno los precios a los productores en la mayoría de las economías regionales nuevamente se están atrasando mucho. Hay precios que son los mismos del año pasado en algunos casos un poquito más”, acotó.

Además, hay que considerar que el efecto positivo sobre la competitividad que tiene la devaluación no se traslada de forma inmediata sobre la producción, que por cuestiones naturales tiene un ciclo y un tiempo de maduración. Pero la situación de los productores es acuciante y requiere medidas urgentes que actúen como puente hasta lograr revertir los números rojos.

“Hay un combo de situaciones complejas que dificultan la producción. Las economías regionales son diferentes y complejas, es necesario trabajar en cada una de ellas de una manera diferenciada en lo que hace al financiamiento y la faz impositiva para poder darle una salida actividades productivas industriales y comerciales muy interesantes para la Argentina”, sentenció Iannizzotto.

Fuente:Ámbito.com-Guillermo Gammacurta.

No es turbulencia: Wall Street le corre el arco a un Macri lleno de dudas

La disparada del riesgo país ilustra elocuentemente el malhumor de los inversores. Ayer el índice que mide JP Morgan cerró en 586 puntos, un 12% por encima del viernes pasado y un récord desde septiembre de 2015. En criollo, la tasa de interés que pagaría hoy por financiarse un Nicolás Dujovne sin control de cambios ni límites al flujo de capitales golondrina y bajo la estricta tutela del staff de Lagarde es tan inaccesible como la que exigían los mercados al “soviético” Axel Kicillof cuando Daniel Scioli todavía aparecía como favorito para suceder a Cristina Kirchner.

Es todo un dato político. Así como en septiembre de 2015 descontaban un giro a la ortodoxia, ganara quien ganase, en el último mes los grandes fondos de inversión parecen haber empezado a descontar que Macri solo gobernará un año más. Y que será un año tenso, muy conflictivo, de depresión económica. Los únicos países del planeta donde la prima de riesgo crediticio es más alta que en Argentina son Venezuela, Ecuador, Líbano y Ucrania. El primero atraviesa una crisis política y humanitaria que incluye más de un millón de emigrados según la ONU. Los dos últimos acaban de ser escenario de guerras.

Es cierto que el mundo no ayuda. La soja cayó ayer otro 0,7% y terminó la rueda en 316,50 dólares por tonelada, su mínimo en 28 meses. El petróleo tocó esta semana los 76 dólares por barril, su máximo en tres años y medio. Es el cóctel más letal posible para el balance de pagos, que en el primer trimestre anotó el mayor déficit de cuenta corriente de la historia según el INDEC. Y para el Tesoro, que es tomador de precios: cobra retenciones atadas a lo primero y paga subsidios atados a lo segundo.

El catalizador de la crisis, sin embargo, fue lo desprotegida que quedó la macroeconomía tras la liberación total de los flujos de capitales de corto plazo que desataron la corrida. Y la sobrecarga de intereses que impuso el vertiginoso ciclo de endeudamiento externo iniciado apenas asumió Macri, en pos del gradualismo ahora abandonado a la fuerza. Como el grueso de esa deuda se tomó en dólares y la economía local funciona en pesos, la devaluación empujó la relación deuda pública externa/PBI de un 57% a un 65% en menos de un semestre. Demasiado cerca del 70% que el FMI considera como límite aceptable para las economías emergentes.

Bolseros

En medio de tal catarata de malas noticias y tras la rueda fatídica en la que el Merval se desplomó un 9% (que habría sido más del 10% si no rebotaban Tenaris y Petrobras por la suba del crudo), la reunión de anteayer del Consejo Directivo de la Bolsa no pudo albergar caras más largas. Varios de los operadores presentes habían caído en la trampa del ascenso a emergentes y habían recomendado comprar (y comprado ellos mismos) acciones que se desplomaron al día siguiente.

El dolor de bolsillos se entreveía en esos rostros entre ofuscados y desconcertados. El CEO del HSBC, Gabriel Martino, y el jefe de Fiat Auto, Cristiano Rattazzi, hicieron lo posible por defender el plan económico. “A mi me sirve el dólar lo mas alto posible”, se sinceró Rattazzi ante un grupito de traders. “Vamos a ver a quién le vendés un auto acá con el dólar a $30”, farfulló uno de ellos al retirarse, sin que lo escuchara el heredero del clan Agnelli.

Es el difícil equilibrio que advierte la economista Marina Dal Poggetto en un informe lapidario que repartió entre los clientes de su consultora EcoGo también anteayer, donde repasa todos los errores cometidos por la administración Cambiemos desde inicios de 2016, aun tras una reunificación cambiaria que reconoce exitosa. ¿Cuáles considera más graves? Haber dejado crecer la bola de nieve de Lebacs hasta que llegó a captar la mitad del ahorro nacional, con un “supermartes” de vencimientos por mes y tasas astronómicas. Haber desarmado los controles sobre el capital golondrina para que los extranjeros se subieran a esa bicicleta y financiaran los déficits. Haber cambiado en el Congreso un stock (el dinero que entró por el blanqueo de capitales) por un flujo (la “reparación histórica” para los jubilados, que encima se quedó corta y no frenó los juicios previsionales). Y haber fijado metas de inflación imposibles de cumplir, además de incompatibles con las metas fiscales y monetarias.

La bicicleta dólar-peso-tasa-dólar fue tan rentable mientras duró que los operadores que saltaron a tiempo no patalean siquiera por un derrape de acciones como el de lo que va de este año, que ya redujo a la mitad en dólares el valor de bancos locales como el Macro o el Supervielle. Lo que todavía no explicó el flamante presidente del Banco Central es si él también saltó a tiempo con los 9 millones de pesos propios que tenía invertidos en ellas hasta mediados de enero, tal como se publicó en esta columna el viernes pasado. Cuando vuelva al Congreso para defender su pliego de designación o la reforma de la Carta Orgánica que exige el Fondo, los senadores se lo preguntarán. ¿Dibujará otro emoticón en un papelito?

Señal de ajuste

Ayer, después de la nueva disparada del dólar y del riesgo país, Macri convocó a Dujovne a una reunión de urgencia con Marcos Peña en la Casa Rosada. El ministro debió suspender toda su agenda de la tarde y se recluyó a solas con el Presidente y el jefe de gabinete para trazar un nuevo plan de contingencia. Un rato antes se había publicado otro dato preocupante: la Encuesta de Indicadores Laborales (EIL) del Ministerio de Trabajo, que dio cuenta del peor mes para el empleo en la construcción desde abril de 2016, cuando Macri había paralizado toda la obra pública con la excusa de auditar todo lo contratado durante el año previo por el ahora preso Julio De Vido.

Lo sabía el lunes Gerardo Martínez, el menos combativo de los directivos de la CGT, que adhirió al paro nacional empujado por los 40.000 empleos que peligran por el ajuste de la obra pública. Lo saben también todos los empresarios que recibió esta semana el flamante ministro de la Producción, Dante Sica. A todos les habló de un semestre “muy duro” por delante. A todos les prometió paliativos que en Hacienda empiezan a mirar con recelo, porque inducen al mercado a detectar una nueva inconsistencia interna.

Para calmar el pánico de los financistas, los halcones reclaman al menos un ensayo general del ajuste fiscal que Peña procura mantener lejos del glosario oficial, al menos en público. Ese ensayo llegó con el despido del 40% del personal de la agencia estatal de noticias Télam que anunció Hernán Lombardi el martes. No por lo que ahorrará (como mucho, 200 millones de pesos anuales y a un costo de 600 millones en indemnizaciones) sino por la reacción que busca testear. Si pasa ese ajuste, después vendrán los de la TV Pública, Radio Nacional y otras reparticiones que la gestión siempre consideró inútiles. Y que en los hechos contribuyó a inutilizar al vaciarlas de tareas.

Los 200.000 millones de pesos anuales que debe recortar para cumplir con el FMI no saldrán de esas podas testimoniales, sino de la licuación del gasto en jubilaciones y planes sociales. Y de la liquidación del Fondo de Garantía de Sustentabilidad (FGS), que el ex MetLife Juan Martín Monge Varela ya empezó a diagramar para las próximas semanas. Ese compromiso con Lagarde también encierra un obstáculo político. ¿Aceptará la oposición que se vendan así como así esas acciones, que hoy valen en dólares la mitad que hace seis meses?

Despues de todas las señales de austeridad y del sacrificio de su propio capital político que aceptó Macri ¿alguien se está ensañando con él? ¿Acaso el respaldo de los poderosos gobiernos del G-7 ya no alcanza? Nada de eso. Lo que se desató es una fuerte disputa por el excedente entre las fracciones del capital que el Gobierno ungió ganadoras de los dos ultimos años: la energía y las finanzas. Con el esquema que dejó Juan José Aranguren era todo ganancia para las petroleras. Pero era insostenible social y políticamente. Con el peso sobrevaluado, la banca local seguía embolsando una porción de la renta financiera que Wall Street empezó a juzgar demasiado generosa. Y el FMI también.

Después de la devaluación, la consecuente desvalorización de bonos y acciones argentinas, el derrape adicional de estos días y la tasa al 47% anual, el banquete está servido para Wall Street, que obviamente tiene como socios a sectores del empresariado local. Los países en crisis se abaratan mucho. Y la Argentina todavía puede estar un poco más barata. Negocios son negocios.

A.Bercovich

BAE Negocios

La inflación terminó cerca del 25% en 2017, lejos de las expectativas del Gobierno

El índice de Precios al Consumidor de diciembre fue del 3,1% según indica el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC). De este modo, el año cerró con un 24,8% siendo una cifra más alta de la esperada.

Esto echa por tierra los últimos recálculos de inflación del gobierno que hablaban de un índice cercano al 20% para el final de 2017.

En lo que refiere a diciembre, las altas más significativas de precios se dio en la categoría de servicios públicos y combustibles (17,8%) y transporte (3,2%).
Evolución de los precios en diciembre.
Inflación acumulada en 2017.

Con respecto a la evolución de la inflación por regiones, Cuyo fue la que presentó el índice más alto (25,5%), seguido por Gran Buenos Aires y la región Pampeana, cada una con un 25 por ciento.

Ya en octubre, Nicolás Dujovne había admitido que la inflación no cumpliría la meta del Banco Central del 17%, y en cambio promediará el 20%. Sin embargo, sus proyecciones estuvieron muy lejos de la realidad.

En ese momento, Dujovne hizo hincapié en el método no en los resultados. “Vamos andar por ahí. Lo que importa es el método, el combate frontal a la inflación”, relativizó.

Inflación de Diciembre: 3,1%
Inflación Núcleo: 1,7%
Inflación 2017: 24,8%
Meta BCRA: 12% / 17%
Inflación Presupuesto ’17: 17%
Meta Inflación BCRA + Hacienda ’18: 15% => cada vez más un espejismo y utopía.

Más lejos quedó la utopía de principios del 2017 de llevar la inflación al 12%, algo de lo que había presumido el Central al comienzo del mandato de Mauricio Macri.